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La vida de los instrumentos musicales de cuerdas.





Cuidados Generales

 El mayor cuidado del instrumento alarga la vida del mismo, que estabiliza su “personalidad sonora” con el paso del tiempo. 

 Mientras no se toque el instrumento debe estar guardado en su estuche, que será siempre rígido ya que las fundas de lona y caucho no lo protegen suficientemente. Es muy común durante el estudio que haya una interrupción y que inconscientemente lo dejemos apoyado en el primer sitio que se nos ocurra. Hay que acostumbrarse a dejarlo siempre en el estuche. 

 Ojo con los golpes que pueda dar la tapa del estuche al cerrarse bruscamente sobre el instrumento. Siempre sujetar la tapa con una mano mientras lo extraemos. 

 Dentro del estuche mantener el instrumento cubierto siempre con un paño fino de gamuza o seda. Aunque parezca trivial no olvidar cerrar el estuche con al menos uno de los cierres aunque vayamos a dejar de practicar por un breve espacio de tiempo. No es la primera vez que por un despiste se coge el estuche sin estar cerrado y el instrumento cae al suelo. 

 Ojo con los botones, hebillas de cinturones, etc.; pueden dañar la tapa, fondo y costados del instrumento. 

 Picaduras en la tapa armónica debido al roce de la púa, hay quien le pone un golpeador (lámina protectora que va sobre la tapa armónica donde suele arañarse). 



Humedad y temperatura

 Cuidado con las condiciones ambientales donde normalmente se tiene el instrumento. Aunque el estuche siempre aporta algo de protección, nunca olvidar que el excesivo calor o humedad y los cambios bruscos de temperatura y humedad son nocivos para el instrumento. 

 La madre, por muy bien curada que esté, es un material “vivo” que tiene propiedades higroscópicas (en líneas generales absorbe o expele humedad del ambiente dependiendo de las condiciones ambientales). 

 Mantenerla siempre en le medida de lo posible en condiciones lo menos cambiantes. No olvidar que el instrumento bien construido es robusto y soporta agresiones externas pero nunca están de más las medidas de prudencia. 

 Nunca colgar un instrumento de una pared por el cuello de la pala o por sus ranuras. 

 La excesiva humedad puede ablandar las colas y reducir deformaciones, o que partes del instrumento se desencolen con las condiciones desastrosas que no es necesario mencionar. 

 Las condiciones de humedad elevada permanentes afectan considerablemente a la sonoridad del instrumento y su volumen sonoro. El efecto de una excesiva sequedad ambiental es que la altura de las cuerdas aumenta dificultando la ejecución. En caso contrario la altura baja y las cuerdas pueden empezar a cecear. 

 Otra mención más a la humedad. Un ambiente excesivamente seco puede ocasionar cambios más de lo adecuado. Normalmente el proceso es reversible y cuando el instrumento vuelve a sus condiciones normales de humedad la posición y altura original de los trastes se recupera. No obstante se la exposición a la sequedad es muy pronunciada pueden ocasionarse daños que requerirán del concurso de un experto para su solución. 



Desplazamiento

 Cuando nos desplacemos en avión con nuestro instrumento musical procurar que viaje con nosotros en la cabina. Si no fuera posible y el instrumento tuviera que viajar en bodega, tener presente las bajas temperaturas y los cambios bruscos de presión. En este caso cerrar con llave el estuche, aflojar las cuerdas y cubrirlo con algún material aislante. Una solución práctica es cubrir el instrumento, dentro de su estuche, con plástico de burbujas, material de fácil adquisición y barato. 

 Para los desplazamientos en coche, en ningún caso dejar el coche estacionado al sol con el instrumento dentro. Las temperaturas que se alcanzan en el interior del vehículo son muy elevadas. 

 No está de más tener dentro del estuche un saquillo de silica-gel para absorber el exceso de humedad que pueda existir puntualmente. 



Cuerdas

 Mantener el instrumento con la misma afinación. 

 Cuando se vayan a reemplazar las cuerdas hacerlo de una en una, nunca desmontando todas a la vez (ello hace que no cambie bruscamente la tensión sobre la estructura del instrumento, y se ayuda a mantener la afinación correcta). Al cambiar las cuerdas tener la precaución de no arañar o rayar la tapa y fondo. Para ello es de utilidad apoyar el instrumento sobre una superficie plana que tenga una tela o fieltro en la superficie y colocar un pedazo de cartulina o también tela en la parte debajo del puente por donde suelen caer las cuerdas. 

 Tener presente que las cuerdas nuevas son muy elásticas y requieren de un tiempo de estabilización hasta que alcanzan su extensión definitiva, en ese lapso habrá que afinar repetidas veces las cuerdas, que siempre tienden a bajar de altura sonora. Por tanto, habrá que revisarlas durante algunos días después su afinación. Los bordones son los que menos período de ajuste requieren. 

 Nunca montar cuerdas de acero en un instrumento construido para cuerdas de nylon, los resultados podrían ser desastrosos por la excesiva tensión que dichas cuerdas requieren. 

 Si la altura del instrumento es baja y las cuerdas cecean la solución más rudimentaria es colocar una lámina de papel debajo de la selleta. Siempre es mucho mejor conseguir en cualquier luthier láminas de cedro muy finas que se apilan hasta alcanzar la altura deseada. Lo mismo aplica para la cejuela. Si las ranuras (donde descansan las cuerdas) estuvieran muy deterioradas con una lija fina se puede perfilar el espesor y profundidad de las mismas. 

 Sobre el tipo de cuerdas que deben emplearse, hay que decir que existen innumerables opiniones al respecto. Posiblemente tantas como instrumentistas. Presumiblemente al principiante esto no le ayude mucho. Pero mucho me temo que el mejor consejo que se puede dar es que se practique mucho y que vaya ensayando con diferentes tipos de cuerdas (diferentes tensiones, marcas, etc.). Posiblemente la conclusión que se obtiene es que se ha de hacer una combinación de dos a lo sumo tres diferentes tipos de cuerdas. 

 Respecto a la frecuencia del cambio de cuerdas, está condicionada obviamente por el uso que se haga del instrumento. No obstante los bordones (4º, 5º y 6º cuerda) tienen una vida muy limitada en comparación con las otras tres cuerdas. No olvidar que el buen estado de las cuerdas graves es vital para obtener un empaque sonoro, profundidad, calidad y cantidad de armónicos, etc. En términos generales se podría decir que habrá que cambiar los bordones entre dos y cuatro veces más a menudo que las cuerdas agudas; en algún lugar hemos leído que esta frecuencia puede elevarse hasta diez veces. 

 Ojo con forzar las palomillas del clavijero. Se pueden tener experiencias desagradables. La afinación deberá ser suave y el aumento de la tensión de las cuerdas nunca deberá requerir un esfuerzo “sobrehumano” para el instrumentista. Ante la menor sensación de que estamos aplicando una fuerza excesiva detenerse, aflojar la cuerda y volver a intentarlo de nuevo. Si se repitiera volver a aflojar la cuerda y aplicar una pequeña cantidad de lubricante no corrosivo (nunca del tipo “tres en uno”) algún tipo de aceite muy refinado en la espiral metálica que hace rotar la cuerda. También puede valer una pequeña cantidad de grafito en polvo, pero cuidado que mancha mucho. Si el problema persiste hay que ir sin dudarlo al luthier que lo solucionará enseguida. 

 Una vez instaladas las cuerdas, cortar el sobrante de las mismas con un alicate de corte. El exceso de cuerda puede provocar vibraciones y sonidos espurios e indeseables. 

 Asegurar concienzudamente al puente o al cordal las cuerdas de nylon que tienen tendencia a escurrirse y provocar un desagradable incidente. Un pequeño truco para las cuerdas de nylon en la parte del puente o cordal y siempre con mucho cuidado es quemar con un mechero el extremo de la cuerda hasta que se forme una pequeña bola. 



Desperfectos

 Aunque pretendemos que esto nunca ocurra, podría suceder. Una raja no tiene importancia si se recurre pronto a un buen reparador de instrumentos. Si esta se produce en la tapa armónica es aconsejable aflojar las cuerdas. 



Limpieza

 Limpiar con un paño de gamuza suave seco o ligeramente humedecido para manchas difíciles, o simplemente aplicar el aliento sobre la superficie que va a ser limpiada. Nunca utilizar disolventes, alcohol y demás productos químicos habituales para la limpieza, aunque sea de maderas. Respecto a las ceras, no somos partidarios de su empleo pero hay opiniones para todos los gustos. Si se van a emplear estar muy pendiente de su composición química. 

 En alguna parte hemos leído que las cuerdas entorchadas pierden sus propiedades por causa del sudor de las manos y que en ese caso se deben desmontar y lavar con agua y jabón. Consideramos demasiado engorroso el procedimiento, es preferible cada vez que se termine de tocar limpiar las cuerdas con un paño seco, y si están estropeadas o sordas sustituirlas. 


El polvo que puede acumularse en el interior de la caja se puede desprender usando un secador de pelo. ¡¡¡AIRE FRÍO, NUNCA CALIENTE!!! 

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